Hacía mucho tiempo que no escribía por aquí, y ya tenía ganas. Qué mejor momento para retomarlo que durante mi primer período de cuarentena.
Hacía mucho tiempo que no escribía por aquí, y ya tenía ganas. Qué mejor momento para retomarlo que durante mi primer período de cuarentena.
Hablar de ansiedad equivale, muchas veces, a hablar de estrés. Utilizamos indistintamente ambos términos para referirnos a lo mismo, y ese “mismo” alude a casi cualquier cosa que nos pasa, “estoy estresada” o “tengo ansiedad” son frases habituales, que significan que estamos haciendo mucho de algo, que nos estamos “esforzando”...
Recientemente, descubrí que existen distintos tipos de “hambre”. Me sorprendió entender que comer es el acto de cruzar la barrera de la intimidad entre el grupo y mi cuerpo. Cuantas menos personas haya más íntima será la experiencia, cuantos más seamos, más impersonal. Nos comunicamos con el resto del mundo a través de nuestros orificios, por lo que al comer estamos asimilando nuestro entorno. La comida no es tanto un sistema de lenguaje implícito, como una herramienta que nos permite relacionarnos con los demás e inevitablemente, con nosotros mismos.