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20 MESES - DECISIÓN - Kilosout

23 agosto, 2017por Paloma
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Pues sí, hace exactamente 20 meses tomé la decisión de empezar un proceso de cambio que, sinceramente, no sabía si iba a lograr. ¿Por qué esta vez sí y no las otras?

Toda la vida engordando y adelgazando, todos los lunes empezando la dieta, cada vez más kilos encima. Y no solo los kilos, cada vez más inseguridad, menos confianza en mí misma, más tristeza…

Toqué fondo y tomé la decisión. Recuerdo mi “charla de aprendizaje” y cómo me iba sintiendo identificada con cada cosa que decían: la adicción a la comida, el sentirse sola, juzgada… “Yo quiero eso”, pensé. Quería no volver a sentirme culpable por comer algo que no debo, quería dejar de llenar mis vacíos con “productos” que no me aportan y que encima me hacían sentir mal (en todos los sentidos).

Y obedecí, otra cosa no, pero soy muy obediente. A mí me dijeron “si haces esto, antes o después, llegarás al objetivo”. Y lo hice.

Estuve exactamente 8 meses en descenso. En esos 8 meses fui a cenar fuera, salí por la noche de fiesta, viajé (viajé por trabajo y viajé de vacaciones muchos días), disfruté de 5 bonitas bodas, con alguna despedida de soltera previa, comí cada día en el trabajo… vamos, que hice lo mismo que cualquier persona que ronde mis años.

Y NO ROMPÍ EL DESCENSO. No rompí la “dieta”. Ni un solo día.

¿Cómo lo hice? Haciéndolo. Todo el mundo se asombraba de mi fuerza de voluntad, y la realidad es que nunca he presumido de ello, no por falsa modestia, sino porque no la tengo muy desarrollada. Quienes estáis pasando por este proceso y estáis dentro de nuestro maravilloso “tubo”, pensaréis como yo. No se trata de fuerza de voluntad, si no de DECISIÓN y de ACOMPAÑAMIENTO. Estos fueron mis trucos:

  • Nunca dejé de hablar con mi motivadora, cada día le mandaba mi peso y cada mes mis medidas y compartía todo pensamiento con ella.
  • Siempre conté todo y fui sincera. Decía San Ignacio de Loyola que cuando la tentación aparece, lo hace como un amante comprometido con otra mujer, que te susurra al oído las cosas y quiere mantener su relación en secreto, para que no le pillen… Así funciona nuestra gorda interior, que se esconde para comer y acaba encerrada en su círculo vicioso. Por eso es importantísima la sinceridad con la motivadora y contar con el grupo de apoyo, ante la tentación.
  • Nunca me avergoncé de lo que estaba haciendo, pedí ayuda a quienes me rodean, de forma que me dejaran completar el tratamiento. No fue fácil, al principio tuve que evitar algunas situaciones y pasaba vergüenza, pero después explicaba con mucho cuidado lo que estaba haciendo.
  • Siempre supe que no estaba sola en el proceso y que me acompañaban personas que vivían lo mismo que yo y podían hacerlo. Saberlo suponía que yo tenía que dar el primer paso y escribir o ir a los grupos, no esperar a que otras lo hicieran por mí.
  • Había tomado una decisión, sabía que seguirla me haría madurar y quererme más. La seguí, diariamente. Hoy. Sin agobiarme con largos plazos.

Pasar por este proceso me ha ayudado no solo a perder los kilos que me sobraban y mantenerlos “fuera”, KilosOut me ha ayudado a conocerme, a comprenderme y a crecer en otros aspectos de mi vida personal que tenía aparcados.

Y si yo he podido, ¿por qué tú no?